No tenía pensado escribir una entrada para hoy porque no es domingo ni día de precepto en la Iglesia, pero al final me ha dado por ahí.
Es un día en el que mucha gente va a misa para recibir la ceniza, que es un rito con una carga muy profunda de significado. Conviértete y cree en el Evangelio o recuerda que eres polvo y en polvo te convertirás nos dice el sacerdote cuando nos impone la ceniza en la cabeza.Todo lo material es fugaz como la ceniza. Así también nuestra vida. Por eso necesitamos cambiar, convertir nuestro modo de vivir para orientarlo a la vida eterna y no a las cosas temporales. Por ahí va su significado.
El caso es que, como decía, no es un día de precepto y, sin embargo, viene mucha gente. Quizá haya alguien que al enterarse de que no hay obligación de venir hoy a misa ni recibir las cenizas diga «pues vaya, si lo sé no vengo». Hay gente para todo. Pero para la inmensa mayoría, que sí lo sabía de antemano, el hecho de acudir a realizar este rito conlleva algo dentro muy profundo: Hemos conocido el amor que Dios nos tiene. Cuando eres consciente de cuánto te ama Dios, cualquier cosa que haces por él te parece poco. Cuando sabes lo que Él ha hecho por ti ya no vives la religión por obligación ni por miedo a ningún castigo. Lo haces porque te rindes al amor que te tiene alguien que es más grande que tú y que, sin embargo, ha muerto por ti.
Por ello, como hilo conductor de esta cuaresma que empieza propongo pensar en el amor que Dios nos tiene y que el amor sea el que dé sentido a todos los propósitos, sacrificios, oraciones, buenas obras que vamos a tratar de realizar durante estos 40 días. Es como cuando vas a ver a alguien y llevas algún detalle, unos bombones, un postre o una botella de vino, y te dicen «no tenías por qué traer nada». Claro que no tengo por qué. Lo hago porque quiero. Lo hago porque os quiero. Pues esto es igual, pero con Dios.
Por otro lado, se me ha ocurrido que podríamos dividir esta cuaresma en semanas, como de hecho hace la Iglesia, y dedicar cada semana a un tema de meditación:
1ª semana: La necesidad del silencio, de tener momentos donde encontrar serenidad. En el silencio el corazón hace brotar lo que lleva dentro y ahí Dios nos habla. Entrar en silencio es abrir el corazón a Dios. Puedes leer Job 33, 31, Mt 6, 5-6, Ap 3, 20 o el Salmo 139 (138).
2ª semana: acéptate a ti mismo porque has sido creado por Dios y Dios no hace chapuzas. Eres un ser precioso por el que Él ha entregado a su propio Hijo. Déjate amar. Piensa en lo valioso que eres para Dios y cómo te ha bendecido. Piensa en las personas que te aman desinteresadamente, sus rostros, sus gestos de amor, cómo te valoran. Te puede ayudar Is 43, 4, Is 45, 2-3, Sb 14, 3-4.
3ª semana: dedícala a alabar a Dios. Has sido creado para alabar, adorar y servir a Dios nuestro Señor. Es más, ¿cómo no hacerlo si conoces el amor de Dios? Este es el principio y fundamento de nuestra existencia y de nuestra felicidad. Sal 8; 31 (30); 103 (102); Dan 3, 52-90.
4ª semana: piensa en el mal que hay en el mundo, tantas cosas que van contra el plan de Dios. Piensa cómo tú mismo has roto el plan de Dios muchas veces con tus pecados. Quizá en esta semana sea bueno que te confieses con un sacerdote. Prepara la confesión y busca un sacerdote. El Salmo 50, Mt 18, 21-35 o Lc 15, 11-32 o
5ª semana: qué grande es la distancia entre Dios y nosotros, ¿verdad? ¿No te gustaría que fuera de otra manera? ¿Qué deseos buenos surgen en tu interior? ¿En qué podría concretarse ese cambio? Pídele que te muestre a qué te llame, dónde quiere que le sirvas, en qué quiere que cambies y, sobre todo, que te dé la gracia de llevarlo a cabo. Lc 19, 1-10 o Mc 2, 13-17 pueden ser buenas lecturas para abrir el corazón a la llamada de Dios.
6ª semana: últimos días hasta el domingo de Ramos. Lee la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo. Hazlo con atención y despacio sin querer acabar. Donde encuentres inspiración, detente. No hace falta que lo leas todo. Saborea el texto donde tu corazón se conmueve y deja que el Espíritu Santo te ilumine ahí.
En fin. Unas sugerencias para vivir este tiempo de cuaresma. Deseo para todos la compañía de la Virgen María para acercarnos a los días más importantes del año: la Semana Santa. Os dejo un enlace para que recéis con una canción que puede ayudarnos a disponer nuestro espíritu para estos días. No es un grupo católico, pero comparte con nosotros la fe y el amor a Jesucristo. Y esta canción la podemos cantar juntos todos los cristianos: «Gracias, Cristo»
Feliz Cuaresma.