Lo que aprendí de Spiderman

Homilía del 31º Domingo del Tiempo ordinario (Mt 23, 1-12)

Ya comenté en una ocasión que las cosas que vemos en la tele, leemos en un libro o escuchamos en una canción, son fuente de valores o antivalores. El mundo de los comics es realmente apasionante en este sentido y cuanto más lee uno comics más se da cuenta de ello. En aquella ocasión le tocó el turno a Batman y en ésta vamos a hablar de Spiderman.

Amazing_Fantasy_15.jpgHay varias frases que van recorriendo las historias de Spiderman y que se han convertido en características del comic. Una de ellas es: «un gran poder conlleva una gran responsabilidad». Brutal. Es la frase que marca el código de valores que rige a Spiderman. Es la frase que explica por qué actúa como actúa y es como es. La expresión, que Stan Lee, el creador del hombre araña, toma de un discurso del presidente F. D. Roosevelt, aparece en la primera historia del hombre araña, que fue publicada en el número 15 de Amazing Fantasy. En aquél número Lee la pone en boca del narrador como una moraleja que resuena en la cabeza del hombre araña al ver las consecuencias de sus actos. La historia puede resumirse así: Peter Parker es un chaval huérfano de 15 años criado por sus tío Ben y May. Un día es picado por una araña radiactiva y el veneno le confiere unos sorprendentes poderes. Al descubrir sus nuevas habilidades decide emplearlas egoístamente para ganar dinero en la lucha libre. Todo cambia cuando en una ocasión deja escapar a un ladrón que podía haber atrapado fácilmente. Al llegar ese día a casa se encuentra a su tío muerto de un disparo y luego descubre que el asesino de su tío era precisamente el ladronzuelo que había dejado escapar. Eso le marca bajo la moraleja «un gran poder conlleva una gran responsabilidad». Es cuando se da cuenta de que ha recibido un don cuyo fin va más allá de sí mismo y que no puede usarlo de un modo egoísta. En las películas y comics que después han revisado las historias de Spiderman se atribuye esta frase a su tío Ben, que seguramente al ser su padre adoptivo, bien podría haber enseñado a Peter dicha máxima y por eso él la tiene tan metida.ab168b5137951765f5868d2196a7febf-min

Con todo esto llegamos al Evangelio de hoy. En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid todo lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos dicen, pero no hacen. Es un reproche de Jesús a la gente importante del judaísmo, a la gente encargada de interpretar y enseñar la Ley mosaica al resto con el fin de que crean en Dios, le amen y vivan como Dios quiere. Jesús denuncia en ellos la falta de coherencia de su vida con lo que enseña. Si hubiéramos leído un solo versículo más habríamos encontrado otra acusación más grave: ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el reino de los cielos! Ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que quieren (Mt 23, 13). O sea, que en vez de acercar a la gente a Dios, lo que hacen es alejarla. Su misión se ha corrompido porque sólo miran para sí mismos ya que, como dice Jesús, todo lo que hacen es para que los vea la gente. «Un gran poder conlleva una gran responsabilidad».

1480582054873927.jpgLos sacerdotes, cuando leemos este pasaje, no podemos menos que vernos reflejados en todo esto. Hemos recibido de parte de Jesucristo una gran misión. Él nos ha confiado lo más sagrado que hay en este mundo: la Eucaristía, su Cuerpo y su Sangre, y la conciencia de las personas, que pasa ante nosotros a través de la confesión y el acompañamiento espiritual. Es una misión y una responsabilidad importantísima y delicadísima. Sin embargo, hablo por un servidor, mis obras no están muchas veces a la altura de una misión tan grande. Y uno ve cómo las palabras de Jesús pueden desgraciadamente cumplirse en la propia persona. Además, ¿quién no ha escuchado a gente que, aunque no siempre con razón, relata cómo se ha alejado de la Iglesia y de Dios con ocasión de una mala experiencia o un mal ejemplo de un sacerdote? Resulta que quien debía acercar a Dios, sin embargo puede ser ocasión de alejamiento… Un don que se recibe para hacer el bien, si se usa para provecho propio o no se vive con coherencia, se corrompe y, como un alimento en mal estado, causa daño a quien lo toca. Por eso los sacerdotes necesitamos mucho la oración de la gente para que seamos santos y vivamos siempre conforme al don que hemos recibido. No puedo olvidar a quienes han sido víctimas de pecados graves de sacerdotes o la gente que se ha apartado de Dios porque su parroquia no se usaba para hablar del Evangelio sino de política y cuestiones partidistas. Tampoco puedo olvidarme de quienes han podido sufrir la incomprensión, indiferencia, falta de caridad o un mal consejo de un sacerdote, que puedo ser yo mismo. Por eso, repito, los sacerdotes necesitamos de vuestra oración. Nuestro sostén es Dios y a Él nos unimos por medio de nuestra oración y de la vuestra. «Señor, te pido por los curas de mi parroquia». ¡Cuánta necesidad tenemos de gente que ore así!

«Un gran poder conlleva una gran responsabilidad». Seguro que más de uno también piensa en sus propios dones y sus propias responsabilidades, al menos como cristianos. Que la Santísima Virgen nos acompañe a todos y nos haga fieles y coherentes a la altura de los dones y misiones que hemos recibido de Dios.

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