Mamá, tú no te preocupes por nada, que Jesús me quiere tal como soy

Homilía del 5º Domingo del Tiempo ordinario (lecturas)

cathopic_1485282743901304No recuerdo quién me contó el caso, pero me impactó bastante. Alberto es un niño de unos catorce años. Nació con discapacidad psíquica. Yo no conozco con exactitud su diagnóstico, así que no puedo especificarlo más. El caso es que vive en su mundo y pocas veces conecta con la realidad. Con nueve años hizo su primera comunión, pues tanto los padres como el sacerdote de su parroquia vieron que podía hacerla. Además, tiene un tío sacerdote que fue a la celebración y se la dio personalmente. Fue un momento muy especial. Tras la celebración, su tío fue a hablar con su hermana, la madre de Alberto. Ahí estaba el niño con ellos jugando con unos muñecos, totalmente en su mundo. Su madre y su tío hablaban de lo bonita y preciosa que había sido la ceremonia. Pero, en un momento de la conversación mencionan que qué pena que Alberto no pueda darse mucha cuenta de la grandeza de lo que ha vivido y terminan de hablar con un cierto mal sabor de boca mirando al niño en su mundo con sus muñecos. El tío de Alberto se va para saludar a otros familiares y la madre se queda con el niño un poco triste. Entonces Alberto, se para, deja sus juguetes, mira a su madre y le dice: “mamá, tú no te preocupes por nada, que Jesús me quiere tal como soy”. Madre mía.

Alberto no sabe usar un móvil, nunca será ingeniero ni médico ni arquitecto, siempre necesitará alguien que le cuide y haga muchas cosas por él. Seguramente muchos de los que le vean sentirán compasión y se preguntarán el por qué de una vida así (no olvidemos que hoy día muchos niños como Alberto, y con discapacidades menores, son abortados) y, sin embargo, mientras parece que no se entera, que está en su mundo, Dios se ha fijado en él y le ha hecho experimentar su amor. Seguramente Alberto recibió su comunión mucho mejor que muchos niños, porque lo hizo sabiendo que Jesús le quiere tal y como es. Su ejemplo nos enseña una experiencia fundamental del cristiano: Dios nos ama tal y como somos. Y personas como él nos lo recuerdan cada día: en Dios no hay personas de primera o de segunda, más o menos valiosas. Para Él todos somos preciosos.

Ójala que todos tengamos esta experiencia y podamos decir, como él, “Jesús me quiere tal y como soy”.

Pedro vivió también esto con Jesús, aunque no desde la experiencia de la discapacidad,dav sino de la del pecado. Veámoslo en el Evangelio de hoy, en el que san Lucas nos cuenta un gran milagro de Jesús y el impacto que supuso en sus discípulos, especialmente en Pedro. Tras predicar a la gente desde la barca de Simón , le dice a éste que reme mar adentro y que eche las redes para pescar. Simón sabe que es una chorrada, pues han estado trabajando toda la noche, y no han cogido nada. Pero se fía de Jesús y se lanza a la faena. La experiencia del milagro al pescar una redada de peces sumamente grande le sobrecoge, le hace sentirse basura hasta tal punto que se postra a los pies de Jesús diciendo apártate de mí, Señor, que soy un pecador. Y Jesús, mostrándole un cariño enorme, le responde no temas; desde ahora serás pescador de hombres. En el fondo le está diciendo “tranquilo, Pedro, que cuento contigo”, “no importa lo que seas, eres importante para mi y para la misión que hemos de realizar”.

La experiencia de nuestro pecado, de nuestro no estar a la altura muchas veces, de llevarnos muchas broncas, de las cosas que no salen por mi culpa mientras otros sí pueden, de no ser como Menganita o como Fulano, la experiencia de no cumplir las expectativas que nos marcamos o que otros tienen de nosotros (muchas veces gente a la que queremos y a la que nos gustaría complacer o impresionar), la experiencia del no saber, del no llegar… todas estas experiencias nos hacen sentir mal, hundirnos y olvidar algo que es más que un sentimiento, porque es algo muy real. Se trata de aquello que Alberto experimentó el día de su comunión y Simón el día de la pesca milagrosa: que Jesús nos ama, te ama, tal y como eres y cuenta contigo para seguir realizando su plan en el mundo. Allí donde vives, trabajas, estudias, te diviertes, entrenas, charlas, educas, corriges, caminas, ríes, lloras, acompañas, aconsejas, animas… allí te ha puesto Jesús porque confía en ti para que muestres a los demás que estamos hechos para algo más que para consumir nuestro tiempo en cosas de las que tarde o temprano cathopic_1487827356725904no va a quedar nada. Rema mar adentro y echa las redes, como Jesús le dijo a Pedro, hoy significa “vive en este mundo, involúcrate en él y trata de transformarlo para hacer de él lo que debería ser según el plan de Dios”, “lleva este mensaje a todos porque es bueno para su alma y su salvación”.

Pedro, después del mayor de sus pecados, negar a Cristo, volvió a encontrar en Él ese amor de Dios. Hoy es uno de los mensajes que podemos sacar de la Palabra de Dios. Esperemos y pidámosle a la Virgen que sea una experiencia grabada a fuego dentro de nosotros.

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